El Papa recibió a los seminaristas de Barcelona y Sant Feliu de Llobregat el 10 diciembre en la Sala de los Papas. Fue un momento muy esperado y también pedido: “Sé que habéis deseado mucho este encuentro y habéis pedido a vuestro arzobispo, con insistencia, poder estar aquí. Veis, la oración perseverante da sus frutos, no lo olvidéis nunca.”

Estas palabras aparecen en el texto del discurso que el papa Francisco tenía preparado y que entregó a los asistentes para leer en otro momento. Durante la hora que duró la audiencia, el papa contestó a las seis preguntas que le hicieron los seminaristas de las diferentes etapas formativas, poniendo énfasis en vivir la vida sacerdotal con radicalidad evangélica y ser testigos de Dios en medio de la sociedad.

Este día de encuentro con el Papa quedará en la memoria y en el corazón de todos los presentes, un momento alegre y sencillo, en el que tampoco faltaron los regalos. Los seminaristas de Sant Feliu de Llobregat llevaron uno especial: cava Llopart de Subirats, concretamente una botella de “Llopart Leopardi”, es decir, un brut nature de 60 meses de crianza, elaborado en honor a Bernardus Leopardi, el primer viticultor de la familia.

Los tres seminaristas de Sant Feliu que pudieron asistir a la audiencia con el papa Francisco han querido compartir sus impresiones sobre este especial encuentro.

El diácono Manuel Rodríguez lo define como “un momento de alegría poder escuchar, saludar y hablar con el Santo Padre”. El también diácono Josep Sellarés, destaca la “muy buena experiencia. Hemos podido reconocer al Papa como pastor de la Iglesia a lo largo de su discurso. (…) Proximidad y alegría serían las dos grandes actitudes que se han visto del papa a lo largo de nuestro encuentro.”

Juan Eusebio Brea hace referencia a la parte del discurso en que el papa insiste en ser pastores y no funcionarios… “tenemos que ser cercanos, que la gente se sienta comprendida por nosotros. Hacer nuestros sus problemas, sus preocupaciones.”

“Intrépidos predicadores del Evangelio”

Es el deseo que el papa Francisco formuló en el discurso preparado para la comunidad del Seminario Conciliar de Barcelona: “No dejéis nunca de gustar y rememorar ese amor de predilección que se derrama y se derramará abundantemente en vuestro corazón, en vuestra ordenación y en el resto de vuestros días. No apaguéis nunca este fuego que os hará intrépidos predicadores del Evangelio, dispensadores de los tesoros divinos”.

Entre otras referencias, el Papa menciona en su discurso “un librito de un obispo santo de vuestra tierra, san Manuel González, que desgrana en un rosario sacerdotal lo bueno y lo malo que nos cuestiona, haciendo de ello una oración que, por intercesión de nuestra Madre Inmaculada, presentamos a Dios”.

También les ha recordado que la primera obligación de los seminaristas cuando sea sacerdotes, será “una vida de oración que nazca del agradecimiento”; sobre la oración, ha pedido confrontarla con “las actitudes de la Virgen” e hizo un breve recorrido por los misterios del rosario. Para finalizar: “Estimados seminaristas, tomen pues vuestro rosario, y pidan a María, Reina y Madre de la Misericordia, que os ayude a desvelar los misterios del sacerdocio al que Dios os llama, contemplando los misterios de su Hijo, acatando que el gozo del seguimiento y la perfecta identificación en la cruz son el único camino para la gloria. Que Dios os bendiga.”

Texto completo del discurso

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