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Mañana viernes día 11 de febrero se celebra la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes y la Jornada Mundial del Enfermo. Celebración instaurada el 13 de mayo del 1992, por el papa Juan Pablo II, quien acordó que se celebrara cada año el día 11 de febrero. Él mismo, en la carta  de la Jornada Mundial, explicaba cuál era el objetivo principal de esta fecha y de esta celebración. 

«Del mismo modo que escogí el 11 de febrero de 1984 para publicar la carta apostólica Salvifici doloris sobre el significado cristiano del sufrimiento humano (…) considero significativo fijar esta misma fecha para la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo. De hecho, “con María, Madre de Cristo, que estaba al pie de la cruz, nos paramos ante todas las cruces del hombre de hoy” (Salvifici doloris 31). Y Lourdes, uno de los santuarios marianos más estimados por el pueblo cristiano, es lugar y a la vez símbolo de esperanza y de gracia en el sentido de la aceptación y el ofrecimiento del sufrimiento salvífico.» 

El lema de este año es “Acompañar en el sufrimiento”. Lema que nace de la frase: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6, 36). Queremos poner énfasis en un párrafo del mensaje del papa Francisco para esta Jornada titulada “Estar al lado de los que sufren en un camino de caridad”: 

«A lo largo de estos treinta años el servicio indispensable que realiza la pastoral de la salud se ha reconocido cada vez más. Si la peor discriminación que sufren los pobres —y los enfermos son pobres en salud— es la carencia de atención espiritual, no podemos dejar de ofrecerles la proximidad de Dios, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y madurez en la fe. En este sentido, querría recordar que la proximidad a los enfermos y su atención pastoral no solo es una tarea de algunos ministros específicamente dedicados a esto; visitar los enfermos es una invitación que Cristo hace a todos sus discípulos. ¡Cuántos enfermos y cuántas personas grandes viven en casa suya y esperan una visita! El ministerio de la consolación es responsabilidad de todo bautizado, consciente de la palabra de Jesús: “Estaba enfermo y me visitasteis” (Mt 25,36).» 

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